Magic: Children of the Nameless (incluye capítulo 1)

Brandon Sanderson ha escrito una novella de Magic: The Gathering Novella, y puedes leer el primer capítulo aquí mismo

Artículo originalmente publicado en io9 el martes 11 de diciembre de 2018 por James Whitbrook

 

Brandon Sanderson es conocido por sus fantásticos e intrincados sistemas de magia a lo largo y ancho de los mundos interconectados en sus novelas del Cosmere. Pero ahora, está retomando otra de sus pasiones para tejer una nueva historia sobre magia: literalmente, porque ha puesto sus manos en los mundos del legendario juego de cartas: Magic: The Gathering.

Io9 se complace en revelar en exclusiva el primer vistazo de la última novella de Brandon Sanderson, Magic: Children of the Nameless. Escrito en colaboración con el equipo narrativo de Magic de Wizards of The Coast, Magic: Children of the Nameless invita a los lectores a conocer a una joven chica llamada Tacenda capaz de una gran magia, hasta que la tragedia llega en el peor momento posible. Pero durante esa tragedia, Tacenda se topa con un misterioso Planeswalker llamado Davriel, diseñado por el propio Brandon. Aquí tenéis una sinopsis rápida para ir abriendo el apetito:

Desde el día en que nació, Tacenda ha sido a la par bendecida y maldecida. Bendecida con un poderoso hechizo de protección de origen desconocido, ha protegido a su familia y amigos de incontables terrores durante sus quince años de vida. Maldita porque los horrores que visitan su pequeña aldea de Kessig son tan numerosos como frecuentes. Así pues, una noche, sin causa que ella pueda dilucidar, su sagrada canción de protección falla. Buscando vengarse del hombre a quien ella considera responsable del fallo y consecuente destrucción de todo aquello cuanto ama, irrumpe en la mansión de un señor local, conocido por su afinidad con los demonios. Allí descubre un misterio mayor todavía… Empezando por el hecho de que el Señor de la Mansión es cualquier cosa menos del lugar…

Io9 habló recientemente vía email con Sanderson sobre Children of the Nameless y su amor de toda una vida por Magic. ¡Leedlo más abajo, así como un fragmento de la novella!

Io9: Cuéntanos un poco sobre cómo te viste involucrado en este proyecto.

Brandon Sanderson: He mantenido buena relación con la gente de Wizards durante mucho tiempo, porque saben que soy un fan, y muchos de los trabajadores conocen mis libros. He visitado las oficinas en varias ocasiones, y ellos me han enviado cosas como cartas para regalar a los fans cuando juegan a Magic conmigo durante las convenciones. Así que no me sorprendió tanto cuando Nic Kelman me comentó sobre la posibilidad de escribir una historia centrada en uno de sus mundos. Y eso es realmente todo lo que pasó, me escribieron y preguntaron. Siendo un fan del juego, y de sus ambientaciones, estaba emocionado desde el principio.

Has sido un fan famoso de Magic como juego, ¿cómo es colaborar con el equipo narrativo mientras dabais forma a Children of the Nameless?

Sanderson: Fue genial. No suelo realizar muchas colaboraciones por mí mismo, la mayor parte de lo que hago es trabajo en solitario, sentado en mi sótano y trabajando en libros. En este caso, tuve muchas oportunidades para llamar al equipo, y sentí que realmente era parte del equipo. Me ofreció un pequeño vistazo a un mundo narrativo diferente, uno más parecido a cómo debe funcionar la sala de escritores de un programa televisivo. Un espacio en el que siempre tienes a alguien con quien compartir ideas, y en el que constantemente pasan cosas interesantes en la ambientación, con las que puedes jugar para tus propias historias.

La novella introduce a Davriel en el elenco de los héroes Planeswalker de Magic. ¿Qué puedes contarnos sobre ellos? ¿Cómo fue el proceso de diseño para crear una figura nueva e importante en el trasfondo de Magic?

Sanderson: Mi editor, Nic, y yo decidimos pronto que la manera de enfocar una historia de Brandon Sanderson dentro del multiverso de Magic era darme mucha libertad. En vez de utilizar un personaje preexistente y escribir el siguiente capítulo de su historia, quería separar mi pequeña obra del entorno de Magic y construir mi propia historia, personajes y trasfondo, algo construido a partir de lo que ellos han creado, y que encajara con el resto de sus historias, pero que me proporcionara amplia libertad narrativa. Así que el primer paso del proceso fue que yo les remitiera mi guía para la historia (esto es una especie de guión que creo para todas mis historias, explicando los personajes, el tema, la ambientación, y el argumento). No se parece tanto a un guión del estilo de encabezados y subsecciones como al estilo de un guión de Hollywood (yo intentando capturar no tan solo la historia, si no también los temas y personajes).

Cuando mi editor recibió este documento, se emocionó mucho y comentó que el equipo creativo estaba realmente encantado con la idea de que yo diseñara un Planeswalker, especialmente dado que tenían hueco para un personaje dentro de sus archivos que luego resultaría relevante para historias futuras, pero que de momento no tenía trasfondo ni historia, más allá de algunos conceptos vagos. Así que mi guión, junto a su necesidad, se vieron conjugadas. Yo tomé los diseños para este personaje, haciendo llamadas para explicar quién era, cuál era su trasfondo, y generar ideas junto al equipo sobre cómo debería verse en las ilustraciones.

El personaje en sí es alguien a quien he estado dando vueltas en mi cabeza durante años, inspirado en historias de Magic que leí en el pasado, así que era ideal. Y sobre quién es él… Prefiero dejar que eso lo descubra la historia que explicarlo yo mismo. Pero tengo que decir, que ha sido un verdadero placer escribirlo. Hace unos años, Wizards tenía varios diseñadores de juegos famosos creando una carta para la colección (Notch, conocido en Minecraft, creó una carta inspirada en la minería). Para mí esto ha sido algo parecido, pero como creador de historias y personajes, en vez de diseñador de videojuegos. Fue una oportunidad maravillosa, de esas únicas en la vida.

Los primeros detalles sobre tu historia nos presentan un misterioso nuevo personaje llamado Tacenda. ¿Qué puedes contarnos de ella y de sus conexiones con la historia de Davriel?

Sanderson: Sabía que no quería que la historia se basara únicamente en Davriel. En realidad, mi concepto para la historia (antes incluso de que supiera que iba a poder escribirla como una historia de Magic) implicaba la interrelación entre estos dos personajes. Personajes que tienen una forma de ver el mundo muy diferente, pero que terminan viendo sus metas alineadas en el transcurso de la historia. También sabía que una historia sobre un Planeswalker poderoso podía fracasar de no tener también un componente humano fuerte y elementos emocionales.

Tacenda es un personaje con mucho más en juego en la historia. Es una joven mujer de Innistrad, una tierra muy peligrosa, y en ocasiones, horrible. Durante su infancia, se dio cuenta de que poseía la habilidad de proteger a aquellas personas que tenía alrededor, pero al principio de las historia, esos poderes le fallan. La historia gira en torno a la idea de lo que es tener poder, y lo que ello te provoca cuando eres demasiado débil a pesar del mismo. Su punto de vista es a través del cual nosotros seguimos la mayor parte de la historia, ya que para ella, lo que está en juego es muy personal.

Tu propia narrativa fantástica es conocida por la complejidad de los mundos construidos en torno a los sistemas de magia. ¿Cómo fue jugar con los sistemas propios de Magic para tu historia? ¿Hubo alguna cosa que te llamara particularmente la atención a la hora de crear modificaciones, más allá de introducir un nuevo Planeswalker?

Sanderson: Siempre tengo ganas de ponerme con un nuevo sistema de magia y ver cómo puedo moldearlo, jugar con él, y aproximarme desde direcciones inesperadas. Adoro el juego de cartas de Magic, pero una de las cosas que me he hecho a mi mismo con frecuencia es esta: ¿Cómo funcionarían estos hechizos mágicos en un entorno del mundo real? Por necesidad, los hechizos del juego están enfocados al combate. Quería cuestionarme a mí mismo cómo podría emplearse esta magia de formas que jamás se han expresado en las mecánicas de juego. Cosas que puede hacer la narrativa, pero que un juego jamás podría.

¿Qué esperas que los seguidores de Magic que no están familiarizados con tu obra se queden de tu visión del mundo de Magic plasmada en esta novella?

Sanderson: Todo lo que quiero es que disfruten de la historia. Este proyecto es, en parte, sobre yo intentando hacer algo para el juego que tanto ha significado para mí a lo largo de los años. Una especie de regalo de aniversario para los fans, y para el equipo de Magic. Espero que aquellos que aman el juego lean esto, y se lo pasen genial al hacerlo. Esa es, en realidad, mi única aspiración para cualquier historia que escribo.

¿Sabes si Davriel aparecerá en alguna colección de cartas en el futuro? De ser así, como jugador, ¿cómo sería tu versión ideal de esa carta? Más allá de poderosa, claro está, ¡ja ja!

Sanderson: Bueno, tienes razón en el comentario sobre el poder. Ya que mi forma favorita de jugar Magic es con un powered/Vintage cube espero llegar a ver algún día una carta de Davriel que pueda encajar con eso… :) En cualquier caso, me gusta que Wizards haya sido cauteloso con sus diseños de Planeswalker, esforzándose por darles un sentido en torno a un tema, en contraposición con simplemente hacerles poderosos de un modo genérico. Muchos de sus diseños de Planeswalker hacen un buen trabajo a la hora de evocar quién es el personaje, simplemente valiéndose de las mecánicas. Así que un Davriel capaz de robar las cartas de otra persona y emplearlas de formas insospechadas, sería algo genial de ver.

Dicho esto, también sé que cualquier carta específica está diseñada para enseñar únicamente un aspecto de un Planeswalker, a pesar de que muchos de ellos tienen diferentes facetas que pueden ser exploradas. Así que imagino que dependerá del lado de Davriel que la carta decida enfocar.

Arte de la portada completa de Children of the Nameless. Imagen: Chris Rahn (Wizards of the Coast)


Capítulo Uno: Tacenda

Los Susurradores llegaron justo antes del alba, y la canción de Tacenda no bastó para detenerles.

Ella aulló la contención de la Canción de Protección, deslizando sus manos sobre las cuerdas de su viola, un regalo de sus padres en su catorceavo cumpleaños.

Ahora, sus padres ya no estaban, asesinados diez días antes por las extrañas criaturas que ahora asaltaban la aldea. Tacena apenas si se había recuperado de la pérdida cuando se llevaron también a Willia. Ahora, habían vuelto a por la aldea entera.

Aunque el sol no se había puesto todavía por completo, no podía verles, pero podía escuchar sus tranquilas voces superpuestas mientras se movían con fluidez alrededor de su silla. Hablaban en tonos ásperos, suaves, con palabras indistinguibles, como canto a la sombra del suyo.

Redobló sus esfuerzos, sujetando con fuerza su viola con dedos desnudos, sentada en su sitio habitual en el centro de la aldea, cerca de la

gorjeante cisterna. La canción debería haber bastado. Durante dos años, había detenido todo terror y horror. Con todo, los Susurradores parecían indiferentes mientras se movían en torno a Tacenda. Y pronto, alaridos humanos de terror se alzaron como un horrible coro a su alrededor.

Tacenda intentó cantar más alto, pero su voz se estaba volviendo ronca. Tosió con su siguiente aliento. Respiró con dificultad, temblando, luchando por… Algo frío la rozó. El dolor de sus dedos creció hasta paralizarla, y tomó aliento, saltando hacia atrás, apretando la viola contra su pecho. Todo estaba oscuro a su alrededor, pero podía escuchar a la cosa en las cercanías, mil susurros superpuestos, como el pasar de una página, cada una de ellos silencioso como un aliento que expira.

De repente se apartó, ignorándola. El resto de los aldeanos no tuvieron tanta suerte. Se habían encerrado en sus casas, donde ahora gritaban, rezaban y suplicaban… hasta que una a una, empezaron a quedar en silencio.

“¡Tacenda!, gritó una voz cercana. “¡Tacenda! ¡Ayuda!”

“¿Mirian?” La voz de Tacenda surgió como el ronco croar de una rana. ¿De qué dirección provenía aquel sonido? Tacenda

Giró sobre sí misma en la oscuridad tropezando estruendosamente con su taburete.

“¡Tacenda!”

¡Ahí! Tacenda caminó rápidamente rodeando la cisterna para sentir sus curvas piedras y así orientarse, y luego, se adentró en la oscuridad. Conocía bien esta zona, y hacía ya mucho que no se tropezaba al atravesar la plaza de la aldea. Pero aun así, no podía evitar la punzada de miedo que sentía al avanzar hacia adelante. Allí, hacia esa oscuridad que todavía la aterrorizaba.

Esta vez, ¿se adentraría en el vacío para no volver jamás? ¿Continuaría tropezando en una vasta, incognoscible oscuridad, ajena a cualquier sensación y contacto naturales?

Contrariamente, llegó a la pared de una casa, justo donde había pensado que estaría. Con sus manos desnudas palpó, tocando el alféizar de la ventana, notando la hilera de macetas con hierbas plantadas, una de las cuales (en su prisa) volcó por accidente. Se hizo añicos contra los adoquines.

“¡Mirian!”, gritó Tacenda, siguiendo el camino bordeando la pared. Otros chillidos persistían en la aldea, algunas personas gritando por ayuda, otras de puro pánico. Juntos los sonidos eran como una tempestad, pero cada uno de ellos parecía solitario.

“¿Mirian?”, dijo Tacenda. “¿Por qué está tu puerta abierta? ¡Mirian!”

Tacenda se abrió paso hacia el interior de la pequeña casa, tropezándose con un cuerpo. Con lágrimas humedeciendo sus mejillas, Tacenda se arrodilló, sujetando todavía su viola con una mano. Con la otra, tocó la falda de encaje, bordada a mano por la propia Mirian durante aquellas noches en las que a veces se había quedado con Tacenda para hacerle compañía. Movió su mano hacia la cara de la mujer. No hacía ni una hora que Tacenda le había llevado una taza de té a Mirian. Y ahora… su piel ya se había quedado fría, su cuerpo rígido.

Tacenda dejó caer su viola y se apartó, dándose de golpe con su espalda contra la pared, chocando contra algo en el camino. El objeto caído se rompió al impactar contra el suelo, con un sonido casi musical.

Fuera, los gritos desfallecían.

“¡Llevadme!” gritó Tacenda, abriéndose paso hacia la puerta. Se arañó el brazo contra una esquina puntiaguda, desgarrándose la falda, con el antebrazo sangrando. “¡Llevadme, igual que os habéis llevado a mi familia!”

Se dirigió a trompicones hacia la plaza principal nuevamente, y conforme se iban apagando los gritos y el pánico, alcanzó a escuchar una tenue voz. La voz de un niño.

“¿Ahren?” gritó ella. “¿Eres tú?” No. Bog, escucha mi plegaria. Por favor… “¡Ahren!” Tacenda siguió el leve grito de pánico hacia otro edificio. La puerta estaba cerrada, pero eso no parecía frenar a los Susurradores. Eran espíritus o fantasmas de algún tipo.

Tacenda se encaminó a la ventana, donde había escuchado una mano pequeña golpeando el cristal. “Ahren…” pronunció Tacenda posando la palma de su propia mano contra el cristal. Una sensación de frío la recorrió.

“¡Tacenda!” gritó el pequeño niño, con la voz amortiguada. “¡Por favor! ¡Se está acercando!”

Ella hizo acopio de aire, e intentó (a pesar de los sollozos) forzar una canción. Pero la Canción de Protección no funcionaba. Tal vez… ¿tal vez otra cosa? “Sencillos… sencillos días de cálido sol…” empezó, intentando su vieja canción. Aquella canción alegre que había cantado a su hermana, y a las gentes de la aldea, cuando ella no había sido más que una niña pequeña. “Y la luz tranquilizante que no huirá…”.

Sintió las palabras morir en sus labios. ¿Cómo podía cantar sobre un cálido sol que ya no alcanzaba a ver? ¿Cómo podçia calmar, traer alegría, cuando la gente moría a su alrededor?

Esa canción… ya no era capaz de recordar esa canción.

El llanto de Ahren cesó conforme un golpe apagado se escuchó dentro del edificio. Fuera, los últimos gritos murieron. Y la aldea quedó en silencio.

Tacenda se apartó de la ventana reculando, y entonces, detrás suyo oyó pasos. Pasos. Los Susurradores no emitía tal sonido.

Se giró hacia los pases, y escuchó el crujido de tela de alguien cercano, observándola.

“¡Te oigo!” gritó Tacenda a la invisible figura. “¡Señor de la Mansión! ¡Oigo tus pasos!”

Escuchó una respiración. Incluso el sonido de los Susurradores habían desaparecido. Pero quien quiera que fuera que estaba allí, mirando, permaneció inmóvil.

“¡Llévame!” gritó Tacenda a la segunda oscuridad. “¡Acaba con esto!”

En cambio, los pasos retrocedieron. Una fría y solitaria brisa sopló sobre la aldea. Tacenda sintió los últimos rayos de sol desvanecerse, el aire helado. Con la caída de la noche, Tacenda recuperó la visión. Parpadeó mientras la oscuridad retrocedía hasta convertirse en simples sombras, el cielo ligeramente cálido con el reciente paso del sol. Como las cenizas que flotan brevemente en el aire sobre una mecha cuando el fuego ha desaparecido.

Tacenda se encontró a sí misma de pie cerca de la cisterna, su cara una maraña de lágrimas y cabello castaño enredado. Su preciada viola reposaba, con sus acabados de madera arañados, justo dentro de la puerta a la casa de Mirian.

La aldea estaba en silencio. Vacía a excepción de Tacenda, y los cadáveres.

Si tenéis ganas de leer más de Children of the Nameless, entonces tenemos excelentes noticias: ¡la novela al completo puede descargarse de forma gratuita! Para más detalles, podéis visitar la web oficial de Magic: The Gathering. (N.T.: El link lleva a la página oficial para descargar el ebook en inglés. La traducción no oficial que estamos realizando podéis encontrarla en la sección de otros relatos, o clicando en el botón Índice).

Apasionada de los comics, amante de los libros de fantasía y ciencia ficción. En sus ratos libres ve series, juega a juegos de mesa, al LoL o algún que otro MMO. Incansable planificadora, editora, traductora, y redactora.

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