Lectura conjunta: Oathbringer, capítulos 13 a 15

Hoy nos llegan de la mano de Tor los capítulos 13, 14 y 15.

Podéis leerlos y debatirlos aquí.

Capítulo 10: «Distractions»

Tras dejar atrás Piedralar, Kaladin continúa su periplo tras los parshendi, acompañado como siempre por una chispeante Syl, a quien recuerda mordazmente que no necesita una madre ahora que se ha reencontrado con la suya. Este comentario da lugar a que se planteen si no sería posible que Syl pudiera enseñar a otros fragmentos de Honor a ser como ella, ante lo cual ella responde jovialmente que sería una madre maravillosa.

Empleando luz tormentosa para volar, continúan visitando cada aldea en su camino, siguiendo el rastro  de  las antiguas formas grises, y aprovechando para intercambiar sus esferas opacas por otras infusas para así poder reanudar el rastreo. Al parecer, Kaladin ya es bastante famoso entre la población, según sospecha no tanto por sus entradas triunfales con Syl convertida en espada en su mano, como por dejar en las villas más esferas de las que se lleva.

En la última zona que visita le informan de que han sufrido un ataque por parte de los parshendi.

Kaladin se apresura a investigarlo, pues es la primera aldea que ha sido atacada a pesar de la transformación en masa. Sin embargo, el ataque resulta más bien un asalto a un almacén donde los aldeanos guardaban su grano, y de donde parece que unos parshendi quienes podrían estar usando formas de guerra, en vez de dedicarse a masacrar a los aldeanos se han conformado simplemente con llevarse la mayor parte de sus reservas. Le informan que los antaño esclavos han huido directamente hacia Kholinar, y Kaladin continúa la persecución.

Mientras tanto en Urithiru Adolin con la muñeca aún dañada de las anteriores batallas, se acerca a cuidar de Galante, el ryshadio de su padre. Tras la muerte de Sangre Segura, es el único consuelo que le queda. Es entonces cuando Renarin se le acerca para informarle de que le devuelve la hoja esquirlada que le dio como regalo, porque ésta le hace daño usarla al ser un radiante. Renarin se halla también preocupado por no encajar en su nuevo papel, tiene miedo de causar daño a alguien, y en esta ocasión es su hermano quien le da animos y le aporta confianza.

En ese momento, Renarin le mira, y Adolin ve en sí una versión perfeccionada de sí mismo, del hombre que podía llegar a ser. Renarin abandona la escena, y mientras Adolin da de comer distraídamente a Galante se da cuenta que lo hace con su mano derecha, completamente curada. Renarin, sin ser consciente, ha curado sus heridas haciendo uso de sus habilidades como vigilante de la verdad.

Capítulo 11: «The Rift»

Continúan los flasback de Dalinar y sus esfuerzos de unificar el reino.

En esta ocasión le vemos conversando con Sadeas, quién le pregunta si ha contemplado la opción del matrimonio, tal y como le había planteado con anterioridad. Dalinar, tajante, rechaza tal opción a menos de sea un mandato proveniente de su hermano. Vemos a un Dalinar enamorado de que se encuentra ya fuera de su alcance: de la mujer de su hermano, quienes tienen ya una hija.

Sadeas, persiste en la necesidad de conseguir alianzas con otras casas, mediante algo más que el uso de la fuerza, y que su matrimonio podría bien proporcionar riquezas en forma de esquirladas a su casa, y a su causa. Insiste en anexionar reinos haciéndose vale de la política, más allá de esgrimir armas únicamente… Pero ninguna de las ideas parece cuajar bien en la mentalidad del joven Dalinar, y ambos vuelven a enfocarse en el plan de la jornada.

El flashback nos transporta a la batalla por la ciudad de Rift, construida en una grieta gigante para guarecerse de las tormentas. Rift, protegida por ballesteros y catapultas, se yergue desafiante ante sus enemigos.

Dalinar por fin tiene a su disposición una armadura esquirlada, y martillo en mano, envalentonado por el “Thrill” y los gritos coreando “Espina Negra, “Espina Negra”, de los soldados, planea hacerse con la espada esquirlada que tiene el príncipe Tanalan… Pero que Sadeas también ansía.

Al poco de comenzar el asedio caen en una trampa del enemigo: el suelo bajo sus pies se ha derrumba. Dalinar se ve separado de los demás, solo y rodeado de enemigo, sigue en busca de su objetivo, con su armadura perdiendo luz tormentosa por las grietas que aparecen poco a poco, haciéndola cada vez más pesada. Avanza, hasta la posición del príncipe y se enfrenta a él en un combate singular. Cruzan las armas, y cruzan las palabras. Tanalan no reconocerá a Gavilar como su rey. No ha existido un rey que unificara Alethkar por generaciones, y de haberlo ahora, no será un Kholin.

Herido en la refriega, y con dificultades para respirar, Tanalan le acusa de ser un bruto, un monstruo, y que al contrario de lo que dice, no está luchando por la gente y la unificación, porque sus formas y la de su ejército son dignas de salvajes, que cometen pillajes, roban y asesinan.

Los soldados de Tanalan, que intervienen cuanto este comienza a perder, se lo llevan.  Y a pesar de sus muy numerosas heridas, y de tener la armadura destrozada, Dalinar persigue al príncipe, siguiendo el rastro de sangre que ha dejado tras de sí, hasta encontrarle ya muerto con su hijo portando el arma de su padre, que tanto había ansiado.

Ya en otra escena, Gavilar se acerca al pensativo Dalinar para felicitarle por el logro de su espada, a decirle que no se preocupe, que Sadeas ya encontrará otra esquirlada. Debaten sobre qué hacer con los hombres que quedan en la ciudad, y cómo será el futuro que aguarda a ambos Kholin.

Gavilar se pregunta cuál es el verdadero motivo tras las batallas, y que no pueden continuar por el camino del agresivo pillaje tras cada conquista. Tienen que abrazar la política, las leyes, el orden… Y le pide a su hermano que, en el futuro, intente ser menos salvaje.

Gavilar se marcha, no sin antes desearle a Dalinar que disfrute de su nueva espada, Oathbringer… La espada que un día perteneció a Sunmaker, el último hombre capaz de unificar Alethkar. La espada que Dalinar tomó hoy, de las manos de un niño llorando por el asesinato de su padres, a sus manos.

Capítulo 12: «Negotiations»

Ya en el presente Dalinar, junto a Navani y Kalami, está tratando de comunicarse con otras naciones para prestar ayuda, dar consejo y tratar de unirse en contra de su enemigo común, comenzando con Azir. Pero las negociaciones resultan infructuosas.

Si bien el emperador Yanagawn muestra cierto interés por compartir el conocimiento sobre los parshendi con y los portadores del vacío, con quienes dicen estar negociando, para extrañeza de todos en Urithiru (aunque luego indican que se han equivocado y que no están negociando con ellos, si no que es un error de traducción), a menudo ofrece vagas y esquivas respuestas, evitando referirse directamente a las ofertas de apoyo, o la visita a Urithiru. Ante la insistencia de Dalinar, incluso atestiguan que su Puerta está rota y ofrecen un documento atestiguador del hecho a Dalinar.

El segundo intento tiene lugar con la reina Thaylenah, quien si bien es más sincera y directa, no cede siquiera al ofrecimiento de mano de obra para reconstruir su ciudad. A pesar de los esfuerzos de Dalinar de ofrecer ayuda sin pedir nada a cambio, parece que ningún reino está dispuesto a abrir un portal que permitiría el teletrasporte instantáneo de un ejército al corazón de sus ciudades. La reputación de la Espina Negra no es de gran ayuda en este momento en el que busca la unificación mediante alianzas pacíficas. Sin embargo, un dato permanece en las mentes de Navani y Dalinar: los parshendi han robado embarcaciones y se han hecho a la mar.

Tras un día de infructuosos contactos, para mayor frustración de Dalinar, Elhokar aparece con un discurso en un tono extraño que provoca que salten las alarmas en su mente. Elhokar reconoce a Dalinar como verdadero poseedor de rodas las cualidades que han de definir a un verdadero rey.  Si existen los príncipes, y los altos príncipes, ¿por qué no los reyes y los altos reyes? Y así, el hijo de Navani decide abdicar en ese mismo momento sintiendo que, en el fondo, su tío le ha usurpado el trono.

No obstante, este gesto, nada tiene de grtuito, ya que finalmente llegan a un acuerdo que deja a Dalinar como líder de Urithiru y las Llanuras Quebradas; y a Elhokar como rey de Kholinar. Mientras los ejércitos permanezcan en Urithiru y las Llanuras, deberán seguir a Dalinar, pero una vez de vuelt a Kholinar, ya no estarán bajo su mandato.

Elhokar decide regresar a sofocar la rebelión de su tierra y empezar a ser un monarca digno, para ello solicita que Kaladin le acompañe a esta empresa.

Para cuando ya parecía que nada más podía tener lugar en esa jornada, Kalami llama insistentemente a Dalinar. Hay una «buena» noticia, y es que Taravangian, rey de Jah Keved y Kharbranth ha decidido unirse a su cruzada, anunciando que dispone de un Radiante y que sabe de la localización de la puerta, de lograr que funcione se unirá a él en breve, nadie sabe por dónde puede ir este personaje por lo que desconocemos sus intenciones.

Héroe de los gatos, entrenador Pokemon, traficante de skittles, inventor de rumores, admirador secreto, duelista con pistolas de agua, amante de los libros.

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