Brandon Sanderson y el arte de Michael Whelan
Hoy nos gustaría hablar de uno de los ilustradores cuyo trabajo da vida a las portadas de los libros de Brandon, en concreto, Michael Whelan, y también traemos un artículo en el que Brandon habla sobre cómo detestaba leer durante la época del colegio… Y cómo un día, redescubrió el placer de la lectura.
Michael Whelan ha dado vida con sus pinceles a los personajes de infinidad de obras de reconocido prestigio. Sagas como La Fundación de Asimov, Añoranzas y Pesares de Tad Williams, La Saga del Vatídico de Robin Hobb, La Torre Oscura de Stephen King. La lista es bastante larga, pero quizás podríamos destacar una obra más: en 1985 se le encargó la portada de una novela que marcaría a un joven Brandon: Dragonsbane de Barbara Hambly, o como conocemos nosotros la obra en castellano, Vencer al Dragón que fue editado este año gracias al sello editorial Sin Límites.
Una biografía
Michael Whelan nació el 29 de junio de 1950, en Culver City, California. A los cinco años ya garabateaba aliens y naves espaciales, influenciado por las películas de ciencia ficción, y debido a que se mudó en muchas ocasiones, sin poder hacerse con un grupo de amigos, con frecuencia se dedicaba a leer comics y los libros y revistas de ciencia ficción de su padre, hábito que se reflejaría en sus dibujos. Estaba fascinado por los ovnis.
En 1973 se matriculó en el prestigioso y exigente Arts Center de California, con el fin de aprender a realizar un portafolio profesional. Dejó los estudios a los nueve meses, para embarcarse en el mundo profesional tras una llamada para realizar una ilustración para Donald A. Wollheim de DAW Books en Nueva York. Desde entonces no ha soltado los pinceles, ha realizado las portadas para libros de grandes autores y músicos.
Ha ganado entre muchos otros premios, 15 Hugo y 3 World Fantasy Awards. Ha sido nombrado 30 veces mejor artista profesional por la revista Locus Magazine, y nombrado Gran Maestro por la revista Spectrum en 2004.
Agradecimiento a Michael Whelan
publicado originalmente el 5 de marzo de 2010 por Brandon Sanderson en su blog
Dicen que no puedes juzgar un libro por la cubierta.
Siempre me he preguntado quienes «dicen» eso, y si por alguna de aquellas han escuchado hablar jamás de Michael Whelan. Porque mi experiencia en la vida ha sido muy distinta.
Hace casi veinte años que descubrí el trabajo de Michael. Tenía catorce años cuando sucedió, y no era un lector. Me habían pasado un montón de novelas sobre chicos jóvenes que vivían en la naturaleza cuidando de sus perros (que morirían al final del libro). Detestaba apasionadamente leer. Así que, cuando mi profesora de octavo grado me encargó hacer el resumen de un libro, hice todo lo posible por escaquearme.
Fallé. De hecho, fallé tan estrepitosamente que la profesora, que no me dejaba escoger un libro por mí mismo por miedo a que eligiera algo que no estuviera a mi nivel de lectura, me llevó a la parte de atrás de la clase, donde guardaba un montón de libros raídos para prestárselos a estudiantes. Seguramente sabéis de lo que os hablo: rasgados, manchados por salsa de spaguetti de los almuerzos de la cafetería, páginas dobladas y desgastadas. Me dijo que tenía que leer uno de esos y que tendría que hacer el resumen sobre él, y que se los había leído todos, así que lo sabría si estaba intentando engañarla.
Me leí ese libro en un día. No se parecía a nada de lo que había intentado leer hasta el momento (nunca me había introducido en las novelas de fantasía). Vencer al dragón fue increíble, estimulante, imaginativo, fascinante y hermoso, todo en uno. Recuerdo una profunda decepción al acabar el libro porque estaba convencido de que no podía haber nada más como él en el mundo entero.Taciturno y molesto, empecé a rebuscar entre los libros. La mayoría parecían horribles. Me resigne a leer otra historia de perros, pero entonces uno de los libros llamó mi atención. Tenía una brillante ilustración de un dragón, de pie en medio de la niebla, sosteniendo en su mano a una mujer desfallecida. Vencer al dragón, de Barbara Hambly. El dibujo era tan hermoso, tan realista y a la vez imaginativo, que lo cogí en el momento, sintiéndome un poco ansioso por mirar las páginas. Acabé llevándomelo a casa.
Aun así, esperanzado, visité la biblioteca de la escuela al día siguiente. Busqué en las fichas del catálogo, y cogí el siguiente libro (por título, alfabéticamente) que seguía a Dragonsbane. Se llamaba Dragonflight (N.T.: Traducida al castellano como El vuelo del dragón), de Anne McCaffrey. Me acerqué y lo cogí, y una vez más quedé cautivado por la portada. Me lo llevé a casa y lo leí.
Mi vida cambió. Usamos frases como esta cuando escribimos, una y otra vez hasta que se convierten en algo tan desgastado como la suela de los zapatos de un vendedor ambulante, incapaces de mantener su verdadero significado. Pero dejadme que la repita. Mi vida cambió.Devoré todo libro de Anne McCaffrey que había en la biblioteca. De repente descubrí que Vencer al dragón, no era un algo raro, aislado. Era un patrón. Si dos autores podían crear esto, quizás había otros. Hambriento por más, fui a la tienda de libros y descubrí que había un género entero de fantasía.
Había demasiados libros. ¿Cuál escoger? Los dragones me habían gustado mucho hasta el momento, así que busqué más libros de dragones. Y ahí, justo en la estantería, había un libro precioso llamado Dragon Prince. Lo devoré, y todo lo que Melanie Rawn estuviera escribiendo.
¿Qué tenían en común todos estos libros? No eran los dragones únicamente, eran las portadas. Cada una de ellas tenía algo impresionante y especial. Ahora poseo copias de Dragonsbane y varias de las portadas de Melanie. Todos habían sido ilustradas por Michael Whelan.
No podría deciros cuántos autores conocí gracias al arte de Whelan con los años: Patricia Mckillip, Joan D. Vinge, Stephen Donaldson, e incluso Asimov (sí, lo estáis leyendo bien, la primera vez que cogí un libro de Asimon fue porque Whelan había ilustrado las nuevas portadas de Fundación). Para cuando se publicó Dragonbone Chair (N.T.: El trono de huesos de dragón en castellano) de Tad Williams, pude reconocer el arte de Michael nada más verlo. Y también había aprendido a confiar en él. No parecía muy lógico (no deberías juzgar un libro por su portada). Pero una portada de Whelan se había convertido en un sello de calidad para mi, una señal de que el editor confiaba tanto en el libro que cogieron a la mejor persona disponible para realizar la portada.
Han pasado los años. Hay otros ilustradores de arte fantástico maravillosos ahí fuera y, de alguna manera, el mercado finalmente ha alcanzado a Whelan, así como el género de la fantasía necesitaba tiempo para alcanzar a Tolkien. He sido lo suficientemente afortunado como para que algunos de esos increíbles artistas hayan realizado las portadas de mis libros. Pero en pocas ocasiones he sentido tanto entusiasmo, sorpresa y asombro como lo hice cuando abrí un email y vi la portada de El Camino de los Reyes.Recuerdo aquel invierno de 1993. El librero de mi tienda local me dijo que Whelan iba a sacar un nuevo libro de arte, la mitad dedicado a portadas y la otra mitad a sus ilustraciones. Fue la única cosa que pedí por navidad, y mis padres me lo compraron, a pesar del precio. Pasé horas hojeando a través de ese arte asombroso y fantástico. Aquellas imágenes evocaban cosas en mi cabeza. Era un autor embrionario, absorbiendo, pensando, soñando. Una de las primeras historias que jamás escribí fue un fanfic basado en su serie de ilustraciones Passage.
Irene Gallo (la directora de arte de Tor) pidió que le escribiera una frase sobre cómo me sentía al tener a Whelan ilustrando la portada de una de mis novelas. Mi editor, Moshe, dijo: «Seguro que mencionarás que es un sueño hecho realidad para ti y para tu editor». Pero «un sueño hecho realidad» es otra de esas frases que usamos tan a menudo que ha perdido su significado.
Siempre he sentido el deseo profundo de que un día Whelan ilustrara uno de mis trabajos. Sin la habilidad de este hombre y su visión, yo jamás habría descubierto el género fantástico, y probablemente no estaría escribiendo novelas a día de hoy.¿Cómo me siento, realmente? Bueno, cuando estaba en el último año del instituto, me obligaron a tomar una clase de «planificación de vida». En aquella clase, teníamos que escribir diez «metas vitales» que queríamos alcanzar algún día. La número una de mi lista (que todavía guardo por algún sitio), fue «Publicar algún día un libro que sea lo bastante bueno como para merecer una portada de Michael Whelan».
Podríais decir que me siento un poquito satisfecho.
Podéis ver más trabajos de Whelan en su website.
Para ver el cómo se hizo la portada de El Camino de los Reyes, podéis clicar aquí.
Tamara Eléa Tonetti Buono
Apasionada de los comics, amante de los libros de fantasía y ciencia ficción. En sus ratos libres ve series, juega a juegos de mesa, al LoL o algún que otro MMO. Incansable planificadora, editora, traductora, y redactora.
Comments
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Ysondra
Me alegro mucho de que te haya gustado el post :) También soy muy fan de Whelan ^^ Para mí, la fantasía es el siguiente estadio de los cuentos de hadas que nos leían de pequeños. Así que los hermanos Grimm y sus cuentos se transformaron un día en L. Frank Baum con El mago de Oz, que dio paso a Lloyd Alenxander y las Crónicas de Prydain, y de ahí en adelante mi mente se vio inundada por todos esos mundos como Dragonlance, Elenium, Crónicas de Belgarath, El Reino de los Dragones, El Señor del Tiempo, El Ciclo de la Puerta de la Muerte... Tengo que decir que mi padre siempre intentó que leyera ciencia ficción, y lo logró en 1989 cuando por enésima vez me puso delante El Juego de Ender. Desde entonces ha sido uno de mis libros favoritos, y gracias al praise de Orson Scott Card, un día me haría con Elantris: "La más bella novela de fantasía que se escribirá en muchos años". Y la lectura dio paso también a los juegos, así que allá por 1999 descubrí una especie de juego de rol online, conocido como MUD, donde de forma muy primitiva vivías aventuras como hoy la gente puede vivirlas en los MMOs al más puro estilo World of Warcraft. Una de las características de los MUDs (aun queda alguno en español, donde sus programadores siguen desarrollando el juego, como Reinos de Leyenda, para quien sienta curiosidad) es que no tenían gráficos. Todo estaba en tu imaginación. Incluso los avatares. A veces los dibujábamos, o a veces pateabas internet con aquellos módems de ruido infernal parecido al de los faxes, y tenías que luchar por custodia de la línea de teléfono porque internet y el teléfono iban por el mismo cable. En aquel entonces, uno de mis hobbies era buscar ilustraciones y coleccionarlas en carpetas bien estructuradas, por autor, estilo... Tengo que decir que en casa de mis padres siempre han sido forofos de la fantasía y la ciencia ficción, y que me enseñaron quienes eran por ejemplo Boris Vallejo, Julie Bell, Frank Frazetta, o Michael Whelan. A mis ojos, su arte es sublime. He disfrutado cada ilustración suya, cada portada, la composición de las imágenes, su paleta de colores, la delicadeza de los trazos. Michael Whelan me fascina. He utilizado muchas veces para varios posts esas maravillosas obras de arte que he visto en tantas sagas. Qué grata sorpresa y qué gran regalo descubrir que era el encargado de las portadas para El Archivo de las Tormentas. Te digo que me he emocionado toda traduciendo, y puedo entender a Brandon xD Otra de las cosas que me gusta mucho de este post, es la referencia a cómo puedes arruinar a un lector, imponiendo libros solo porque deberían leerse, porque están en una lista de clásicos, sin dar opción a elegir. Y cómo puedes reconciliarte el placer de la lectura. Lo dicho, súper emocionada ^^
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Anthems
Un post magnífico. Whelan es increíble, yo conozco su obra desde hace bastante tiempo dada mi afición a la música Heavy Metal. Él es el creador de algunas de las portadas más insignes y reverenciadas de dicho género músucai. Véase la portada del disco "Cause of Death" de la banda de Death Metal Obituary o la trival portada del disco "Roots" de Sepultura, banda de Thrash Metal. En fin, un grande. Y es genial tener sus creaciones en la estantería haciendo aún más grande la saga "El Archivo de las Tormentas".