El Cosmere de Brandon Sanderson siempre me hace pensar sobre Final Fantasy
El Cosmere de Brandon Sanderson siempre me hace pensar sobre Final Fantasy
Publicado originalmente el Miércoles 27 de septiembre de 2017, por Chris Lough, en Tor.com
Espadas condenadamente grandes, sangre naranja, dioses hechos de metal del futuro… Los libros de Brandon Sanderson utilizan gran variedad de configuraciones de fantasía épica y sistemas mágicos, y cada nueva saga y relato introducen incluso más aún. En los doce años transcurridos desde que se publicara la primera novela de fantasía de Sanderson, Elantris, el autor ha llenado las estanterías con tal variedad de mundos distintos que los que comparten el mismo vasto universo son conocidos, simplemente, como el Cosmere.
Esta variedad de mundos de fantasía que comparten ciertas características comunes no es algo nuevo. Los juegos de rol consiguen esto simplemente en virtud de la publicación de expansiones. Pero durante el transcurso de la lectura de las novelas de Sanderson, empecé a notar algo más que los meros paralelismos que el Cosmere comparte con la saga de RPG clásica Final Fantasy.
Nota: En adelante hay algunos spoilerspara libros pertenecientes a las sagas del Archivo de las Tormentas y Nacidos de la Bruma, así como de los juegos existentes en la saga de videojuegos de Final Fantasy. Nada que no sepas ya si has leído los libros o jugado los juegos.
1. ¿Y si todos los juegos de Final Fantasy tuvieran lugar en el mismo universo? Es decir: el Cosmere de Brandon Sanderson.
Los juegos de FF tienen personajes dinámicos y mundos detallados, pero además comparten ciertos elementos: como son los monstruos aleatorios que atacan a tu grupo, las armas que puedas encontrar, y cómo la presencia de semidioses (en forma de seres invocables) afectan a la sociedad de ese mundo. Para un jugador es divertido imaginar cómo un personaje del mundo de un videojuego (como Cloud de Final Fantasy VII) haría frente a una situación en el mundo de un juego diferente (como los mundos de fantasía medieval de Final Fantasy IX). ¿Correría para salvar a la princesa Garnet, pero acabaría tropezando y cayendo sobre sus rodillas, golpeándose la cabeza? Estas son cuestiones relevantes, gente.
Más allá de algunas características compartidas, los chocobos, y las descaradas referencias cruzadas, ninguno de los juegos de Final Fantasy principales tiene lugar en realidad en el mismo universo. Aún así todos ellos coinciden en un loco juego de lucha «no-canon» llamado Dissidia Final Fantasy, que hacía acopio de todos los personajes y ambientaciones en un laxo hilo argumental interdimensional. Aporta el mismo tipo de recogijo que puedes sentir al mezclar junto todo lo que hay dentro de una caja de juguetes, como:
Desde la perspectiva de un fan, el deseo de combinar todos estos juegos en un único universo siempre ha estado ahí, y me hace plantearme si este deseo tuvo algún papel en la gran mezcla de inspiraciones a la que Sandersn debe haber estado expuesto durante la época previa a que se le publicara. Los juegos de Final Fantasy no podrían cohesionarse bien de no ser por la cantidad de material creado por los fans para unificarlos, peroo, ¿y si no estuvieras supeditado a las diferentes reglas presentes en los juegos de FF? ¿Y si pudieras crear una mitología comín que permitiera la creación de varios tipos distintos de mundos de fantasía, y que permitiera que las narrativas de estos mundos crecieran de forma natural hacia un puente capaz de salvar el vacío entre mundos (y series de libros)? esto es, en esencia, lo que parece estar haciendo Sanderson con el Cosmere.
2. Optimismo and voluntad en Final Fantasy y el Cosmere de Sanderson
Los juegos de Finals Fantasy permiten al jugador encarnar personajes que interactúan activamente con sus mundos, a menudo siguiendo una cadena narrativa que devira en una resistencia completa ante el orden de ese mundo. En los juegos de FF más tempranos, esto era debido basicamente, a que bueno, es un juego. Tienes que ser un personaje que va y realiza acciones, incluso cuando eres algo como un Pac Man aleatorio o Q*bert, porque de lo contrario no es un juego. Con el transcurso del tiempo, a estos personajes jugables se les confiere trasfondos narrativos cada vez más complejos, evolucionando desde el trajinado «bueno, es tu destino, así que…» a narrativas en las que el personaje se encuentra de frente con la acción. El protagonista del FF IV, Cecil, no es consciente de la gran lucha en la que se halla inmerso hasta que abre una caja y sin querer destruye un pueblo. Al protagonista del FF V, Bartz, el argumento le cae encima literalmente (en forma de un meteoro). Cloud, del FF VII sería más feliz si le dejaran tranquilo; y Squal, el personaje principal del FF VIII sería feliz siendo una mancha en la pared. Durante el curso de estos juegos, todos estos personajes descubren la motivación para su lucha. Básicamente, su crecimiento está ligado a su elección de luchar. Casi todos los personajes de FF VI afrontan esta prueba personal; y al final de la historia, para Terra, el personaje principal, queda patente que escoger luchar implica escoger permanecer en el mundo presente que te rodea.
Elegir pelear por tu mundo implica tener fe, y creer que tus acciones pueden llevar a otros a un entorno mejor. La creencia optimista en un mundo mejor motiva esta fe, y desde mediados de los noventa hasta el final de la década y en adelante, la saga de Final Fantasy empieza a hacer de este optimismo una pieza mucho más central para los personajes principales. Los Final Fantasy IX, X, y XII presentan personajes principales exploradores, comprensivos y optimistas, bajo la forma de Zidane, Tidus, y Vaan, respectivamente.
(Aunque el optimismo de Tidus puede resultar un pelín excesivo.)
Los personajes principales optimistas de Final Fantasy son clave para entender el mundo en el que habitan, principalmente porque todos ellos tienen tantas ganas de ayudar y explicar y cambiar cosas del mundo para otros. Muchos de los personajes principales en el Cosmere de Brandon Sanderson comparten esta característica, algo que no ha pasado desapercibido para el propio autor:
Además, vemos muy rápidamente porqué Kelsir (en Nacidos de la Bruma) sonríe tanto. He sido acusado de ser un optimista crónico. Creo que probablemente sea cierto. Y, por ello, tiendo a escribir personajes optimistas. Con todo, Kelsier es un poco diferente. No es como Raoden (de Elantris), quien era un verdadero optimista rematado. Kelsier siemplemente es tenaz. Ha decidido que no va a permitir que el Lord Legislador se lleve su risa. Y por ello, se fuerza a sonreir incluso cuando no siente verdaderamente ganas.
Sanderson utiliza personajes optimistas del mismo modo en que lo hace Final Fantasy, para explicar el mundo y mover la narrativa hacia adelante, pero a su vez cuida la evolución de su representación de las personas optimistas de saga en saga. Elantris empieza con un optimismo plenamente desarrollado, Nacidos de la Bruma ofrece un optimismo envidiable y reaccionario en Kelsier, y El Archivo de las Tormentas ofrece una deconstrucción completa del concepto de optimismo en la forma de Kaladin, quien se debate constantemente con la depresión. No sabemos cómo el viaje de Kaladin cambiará su optimista punto de vista. De igual manera, los jugadores de Final Fantasy X no saben cómo aprender más a cerca del distópico mundo de Spira cambiará a Tidus.
De hecho, de todos los juegos de Final Fantasy, encuentro los paralelismos más grandes entre Final Fantasy X y El Archivo de las Tormentas.
3. Luz tormentosa, lúcilos, esferas y monstruos.
En El archivo de las tormentas, la luz tormentosa en sí misma es «energía radiante que se desprendre de las altas tormentas y que puede ser almacenada en gemas», dado que las gemas y la propia luz tormentosa poseen un valor, estas esferas se utilizan como moneda en Roshar, el mundo del Archivo de las tormentas. La luz tormentosa puede ser reutilizada por una persona para conferirle fuerza, velocidad, resistencia y defensa. Todavía no tenemos la confirmación de que la luz tormentosa pueda manifestarse (o al menos desencadenar una manifestación) a través de los spren, las pequeñas extrañas criaturas que aparecen en virtud de las emociones y debido a ellas; pero decididamemte, estos pueden aportar una conexión entre la persona y la luz tormentosa. La luz tormentosa podría o no tener conciencia propia.
En Final Fantasy X, en el planeta de Spira, la energía toma la forma de pequeños lúcilos cuando está condensada, y pueden habitar o condensarse incluso más en esferas que pueden retener recuerdos o realizar funciones mecánicas. Los lúcilos pueden ser absorbidos de forma pasiva por una persona para en ella alcanzar mejoras puntuales de fuerza, velocidad, resistencia y defensa. En el juego, aprendemos que los lúcilos básicamente son formas visibles de la energía que conecta a todos los seres vivos. Esta energía puede aumentar, guardarse e incluso remanifestarse en aeones, extrañas y enormemente poderosas criaturas; monstruos que se forman a partir de los lúcilos de almas en pena; e individuos con fuertes recuerdos asociados a ellos. Más tarde, aprendemos que la propia fuerza de voluntad de una persona puede permitirle reformarse a sí misma tras la muerte, y que el mundo de Final Fantasy X en realidad está repleto de muertos vivientes. Los lúcilos como tales, a menudo tienen su propia voluntad.
Llegados a cierto punto del juego, aciertas a ver el reino de estos lúcilos, la energía nacida a partir de la voluntad por vivir, se reúnen. Es una imagen vasta y fantasmal, básicamente un más allá que contiene los recuerdos de todas las tierras y personas, llamado el Etereo (ver foto superior).
“…en un lugar de cielo negro y un extraño y pequeño sol blanco que flotaba en el horizonte… Cerca chisporroteaban llamas… Como puntas de velas que flotaran en el aire y se movieran con el viento… Un infinito mar oscuro, aunque no estaba mojado. Estaba hecho de pequeñas perlas, un océano entero de diminutas esferas de cristal…»
Eso no son los personajes de Final Fantasy X describiendo el Etereo. Es Shallan descibiendo el Reino Cognitivo, también conocido como Shadesmar, en la saga del Archivo de las tormentas. Poco se conoce del Reino Cognitivo, pero lo que sí sabemos es que el acto de pensar, en esencia creando nuevos recuerdos, confiere más extensión al reino. Posiblemente de la misma manera en en la que en Final Fantasy X, la voluntad de un habitante de Spira se añade al Etereo tras su muerte.
Con el tiempo descubrimos que el origen de los problemas de Spira (un gigantesco monstruo de Cloverfield acertadamente llamado «Sin») está hecho de lúcilos que se mantienen unidos gracias a la voluntad de una irritada entidad alienígena llamada Yu Yevon. La verdadera forma de Yu Yevon no es nada humana, al contratio, parece ser un parásito extraterrestre. Pero Yu Yevon puede manipular la energía de Spira, los lúcilos, para crear defensas para sí mismo, por lo que los personajes principales deben cortar esa conexión a fin de tener alguna posibilidad de dañar a este terrible dios alienígena parasitario.
En cierta formar, las acciones de Yu Yevon en Final Fantasy X son una versión en miniatura de lo que puede haber sucedido en el Cosmere de Sanderson. En la actualidad sabemos que el Cosmere fue creado (o habitado por) un ser casi divino conocido como Adonalsium. Este ser se quebró en 16 fragmentos, cada uno de ellos conteniendo un aspecto del poder de Adonalsium, su personalidad y su forma. En Final Fanasy X, el malvado Yu Yevon divide su atención y lleva sus asuntos a través de una variedad de formas, los aeones y Sin en particular, cada uno con su propio poder y personalidad. ¿Existe alguna malvada fuerza tras la fragmentación de Adonalsium? Y, ¿esá esa fuerza maléfica actuando a través de los fragmentos? Es imposible de saber.
Quizás Adonalsium fue quebrado po…
4. Espadas Condenadamente Grandes
Algunos invividuos muy, muy afortunados (o privilegiados) en El archivo de las tormentas tienen acceso a las espadas esquirladas. Estas son, básicamente, enormes espadas mágicas que serían imposibles de empuñar por una persona normal. ¡Tan solo contempla lo grande que es Oathbringer!
Las Espadas Condenadamente Grandes no son únicas del Cosmere de Sanderson, la fantasía épica o la cultura popo en general, por lo que no es ninguna sorpresa que la saga de Final Fantasy las use también. Probablemente la Espada Condenadamente Grande más famosa en toda la saga sea la Espada Mortal, empuñada por el largirucho y pelo-pincho personaje principal de Final Fantasy VII, Cloud (ver imagen superior). El enemigo de Cloud, el tenebroso Sephiroth, llevaba una espada AUN MÁS GRANDE. Ya avanzada la saga de juegos, el personaje Auron, de FFX, también se une al club de las grandes espadas, aunque por lo menos él esgrime su Espada Condenadamente Grande con propiedad, utilizando su peso para producir un daño adicional a los enemigos, en vez de esgrimirla en el aire como si no pesara nada (Auron es todo comedido, todo el rato).
Las Espadas Condenadamente Grandes, simplemente, molan. Y por ello, los fans han creado réplicas tanto de las espadas esquirladas del Archivo de las Tormentas, como de la Espada Mortal de Cloud.
5. Otros paralelismos visuales
Cada vez que leo El archivo de las tormentas, o juego a Final Fantasy, hay otros pequeños paralelismos que me vienen a la cabeza. No son realmente paralelismos -son demasiado pequeños como para serlo-, pero aún así la idea está vinculada en mi cabeza.
Por un lado, cada vez que leo sobre un abismoide en El archivo de las tormentas, eiempre me imagino el monstruo Adamantoise de Final Fantasy X.
(“Salvo que tiene una boca pequeña», me informa Carl. Es un gran amigo.)
Además, cada vez que volvemos con la tropa del Puente Cuatro, no puedo evitar reirme… ¡Los puentes son importantes! ¡Para realizar el servicio al rey!
¡Para llegar a los sitios!
¿Demasiado pronto?
6. Niebla
Un último paralelismo que los juegos de FF tienen con el Cosmere de Brandon Sanderson es la niebla. La primera vez que tomé Nacidos dela Bruma entre mis manos, ya solo la ambientación de densa niebla me enocionó, porque soy un gran fan de Final Fantasy IX, que tiene lugar en un planeta rodeado por Niebla como parte principal de la trama. La Niebla es utilizada como combustible para las aeronavesm máquinas y la magia, y no descubres hasta más tarde que, así como la niebla en Nacidos de la bruma es parte del cuerpo de Preservación, la Niebla de FFIX se compone de las almas de los seres de otro mundo.
La niebla vuelve a aparecer en Final Fantasy XII con una función prácticamente similar, aunque en este caso no está heecha a base de almas (¡hurra!) y solo aparece en los lugares donde la magia ha sido utilizada extensivamente. La niebla en este juego actúa como una herida atmosférica sobre el mundo.
A pesar de que existen ciertamente unos pocos paralelismos entre Final Fantasy (particularmente FFX) y el Cosmere de Sanderson, dudo sinceramente que dichas semejanzas deban ser utilizadas para predecir la historia en curso o la estructura del Cosmere. hay demasiadas diferencias fundamentales en ambos sistemas. El Cosmere no hace uso de cristales elementales, o navez voladoras, ni de seres invocados que son claves para la mitología de muchos de los juegos de FF. De igual manera, así como los juegos de FF contienen la semilla de ideas que vemos en el Cosmere, dichas ideas no están ni remotamente desarrolladas a como lo están en los libros de Sanderson. No hay esquemas interactivos mapeando la Alomancia, Feruquimia y Hemalurgia, no hay jerarquías de esquirlas y los mundos con los que han interactuado, no hay subestructura de reinos y los efectos sobre lo anteriormente mencionado. Nada de esta complejidad existe en Final Fantasy.
Pero no me sorprendería descubrir que jugar a Final Fantasy inspiró en su día a Brandon. Especialmente desde que, allá por 2011, Brandon estaba escuchando «To Zanarkand» mientras finalizaba Un recuerdo de luz, el volúmen final de la saga de fantasía épica de Robert Jordan, La rueda del tiempo.
Toca para nosotros, Uematsu.
Este artículo fue publicado originalmente en julio de 2015.
Chris Lough escribe mucho para Tor.com, no tanto en Twitter, y está trabajando en una teoría alucinante sobre cómo todos los caballos en la ficción fantástica son en realidad tan solo dos personas en un disfraz de caballo.
Tamara Eléa Tonetti Buono
Apasionada de los comics, amante de los libros de fantasía y ciencia ficción. En sus ratos libres ve series, juega a juegos de mesa, al LoL o algún que otro MMO. Incansable planificadora, editora, traductora, y redactora.