Anotaciones de Elantris: Capítulo 20

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La frase de Ahan es uno de mis primeros pasajes favoritos del libro. En parte porque es divertida, y en parte porque representa perfectamente lo que ocurre en la historia. Una buena maniobra política, en mi opinión, conduce a cambios de poder. Dos o más bandos compiten, y la ventaja va de un lado a otro.

Si lees esta escena del jardín, puede que notes algo raro. Yo no lo vi hasta que estaba editando la copia, y para entonces ya era demasiado tarde para cambiarlo. Lukel y Kiin no están en la reunión. Nunca se les menciona, y nunca explico por qué no están allí. Creo que simplemente me olvidé de ponerlos, ya que la escena no se desarrolla en el lugar habitual de la cocina de Kiin.

No sé si los lectores lo notarán o no, o incluso si les importa, pero me cansa escribir escenas en los mismos lugares. Sé que es algo habitual en la narrativa. Por ejemplo, la mayoría de las comedias se desarrollan siempre en los mismos lugares una y otra vez. Sin embargo, disfruto describiendo nuevos escenarios, incluso si el cambio es tan simple como poner la reunión fuera en lugar de en la cocina. Tal vez sea una complicación innecesaria, pero hace que la escritura me resulte más interesante.

Sarene solía darse golpecitos en la mejilla mucho más de lo que lo hace en este borrador. Fue una característica que diseñé para ella al principio, un hábito nervioso que consideré indicativo de su personalidad. Sin embargo, mucha gente lo encontró molesto. Parecían pensar que darse golpes en la mejilla era un comportamiento extraño. (Sólo como nota, cuando se toca la mejilla, estoy pensando en que se cruza de brazos, con una mano levantada contemplativa, con el dedo índice apoyado en la mejilla. Algunas veces me he sentado así).

De todos modos, he eliminado muchas de las referencias. Como dijo Moshe, «¡hay demasiado golpeteo!»

Me gusta mucho la explicación de Sarene de por qué el país tiene tantos problemas ahora. Tal vez os preguntéis cómo Arelon ha durado tanto tiempo bajo el gobierno de Iadon. Su respuesta aquí (que el pueblo estaba esperando el gobierno de Raoden) es buena, creo. La gente puede soportar mucho, siempre que sepa que hay un final definido para su sufrimiento.

La media crisis de Sarene en este capítulo pretendía ser tanto un simple recordatorio de la tensión a la que está sometida como una mayor caracterización. Es mucho más volátil que Raoden y Hrathen, y creo que eso es parte de lo que la convierte en mi personaje favorito del libro. No siempre se lo guarda todo, ni es perfecta. De vez en cuando, comete errores, y las cosas se agudizan en su interior. En este sentido, me resulta muy real.

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