Anotaciones de Elantris: Capítulo 7

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Es interesante que este libro sea el primero que publique. Muchos de vosotros sabéis que, cuando finalmente vendí Elantris, estaba trabajando en mi decimotercera novela. Cuando se publicó Elantris, había escrito quince novelas distintas. Muy pocas de ellas son secuelas, y de las quince, Elantris es en realidad la sexta.

Una de las cosas de las que me enorgullezco como escritor son mis sistemas de magia. Dedico mucho trabajo y preescritura a ellos, y me esfuerzo mucho para que no se parezcan a nada que el lector haya experimentado con anterioridad. MISTBORN, el libro que saldrá un año después de Elantris, es un muy buen ejemplo de ello.

Elantris, sin embargo, resulta muy interesante en el sentido de que no llego a pasar mucho tiempo con la magia. O, al menos, no consigo pasar mucho tiempo mostrándola: la magia de este libro está rota, y por eso, aunque descubrimos mucho sobre ella (y creo que es distintiva en cuanto a su estructura) no llegamos a verla.

SPOILER (SELECCIONA EL TEXTO CON EL RATÓN PARA LEER)

Al final, cuando la magia se restablece, creo que pierde un poco de encanto. Desarrollé este sistema de magia para que fuera un rompecabezas interesante y original, y por eso, cuando finalmente se ve que funciona, creo que hay una recompensa satisfactoria. Sin embargo, en su forma actual, no es tan especial como otros sistemas de magia.

Con todo, otra cosa interesante de este libro es que el escenario incluye una mezcla de maravillas mágicas en sí mismas, como un factor de equilibrio al hecho de que no llegamos a ver a los aones haciendo nada. Creo que los problemas asociados a ser un elantrino, en conjunto con el interesante escenario dentro de la ciudad, crea un sugestivo ambiente mágico para el libro, que los seones sirven para realzar.

Este capítulo, en el que Raoden y Galladon se agazapan en la azotea y vigilan a los recién llegados, me recuerda los primeros días de la concepción de esta novela. La semilla de Elantris surgió varios años antes de que me pusiera a escribir el libro. Sabía que quería contar la historia de una ciudad brutal llena de gente que tiene alguna enfermedad que les impide morir.

Una de las escenas iniciales que me vino a la mente fue la del protagonista agazapado en lo alto de un edificio bajo, observando las puertas de la ciudad. Las puertas se abren y un recién llegado es arrojado al interior. Al mismo tiempo, uno de los desgraciados del interior de la ciudad rompe, cediendo finalmente a su dolor y enloqueciendo. Este hombre se precipita enloquecido hacia las puertas, tratando de escapar. Los guardias de la ciudad, que no tienen la enfermedad, esgrimen enormes lanzas al hombre que se precipita hacia las puertas. Una de ellas le alcanza y le atraviesa por completo.

Sin embargo, rápidamente se explica que la lanza no estaba destinada a matar, ya que el hombre sigue luchando débilmente, a pesar de estar empalado. Aún así, la lanza es tan grande y voluminosa que la pobre criatura ya no puede moverse. Evidentemente, las armas están pensadas para ralentizar e inmovilizar, no para matar. Al fin y al cabo, no se puede matar a los habitantes de esta ciudad. El hombre deja de luchar y se queda tumbado, gimiendo, con la enorme lanza clavada en el pecho.

Al mismo tiempo, otro enfermo se acerca al protagonista. «Insertar nombre se volvió loco anoche», le susurra al protagonista. «Ahora eres el mayor». Lo que significa, por supuesto, que el protagonista es ahora la persona que lleva más tiempo en la ciudad sin haberse vuelto loca.

Deberíais poder ver la evolución de esta escena en la historia que finalmente conté. Muchos de los conceptos son los mismos, aunque cambié el personaje del punto de vista, que pasó de ser una persona que llevaba mucho tiempo en la ciudad a un recién llegado que todavía tenía su optimismo. También cambié gran parte del enfoque de la novela respecto de lo que ocurría fuera de la ciudad, añadiendo los puntos de vista de los otros dos personajes. Sin embargo, esta escena aún permanece en mi mente; de hecho, es la única escena real que recuerdo de los primeros días de planificación de Elantris. Como homenaje, dejé las grandes y voluminosas lanzas que llevan los guardias de la ciudad de Elantris. Hrathen las menciona en el capítulo anterior. Aunque los guardias ya no las llevan con el mismo fin (de hecho, probablemente la guardia no sabría ni qué hacer con ellas en caso de ataque), me pareció interesante esta pequeña referencia interna.

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