Anotaciones de Elantris: Capítulo 6

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En este capítulo, vemos por primera vez algunas de las cicatrices que esconde Hrathen. Creo que parte de lo que lo convierte en un personaje tan convincente es el hecho de que considera, cuestiona y examina seriamente sus propias motivaciones. Para él, las cosas que hizo en Duladel son una grave fuente de culpa, y su determinación de hacer lo correcto (incluso si lo que es “correcto” para él no es necesariamente lo que nosotros consideraríamos correcto) le da una fuerza de carácter y personalidad que es difícil de resistir.

Combina con esta sinceridad una fuerza real de la lógica. Tiene razón en su examen de Arelon. Tiene graves problemas. Tiene un liderazgo débil, fuerzas militares débiles y una economía débil. Las explicaciones lógicas de Hrathen en este capítulo de por qué se siente justificado para intentar derrocar al gobierno deberían sonar bastante convincentes.

Por otro lado, tenemos toda su discusión sobre «La tiranía en tres sencillos pasos» con Dilaf. Es este sentido de bondad retorcida lo que completa su personalidad como villano. No sólo es sincero, no sólo es lógico, sino que también tiene un toque de despiadado. Es una combinación muy peligrosa en un personaje.

Hablando de la frase «Te enseñaré el modo de destruir una nación», este concepto (esa frase, en realidad) fue una de las primeras cosas que se me ocurrieron al imaginar a Hrathen. La forma en que aborda lógicamente algo que parecería desalentador, o incluso imposible, para un extraño es una parte importante de lo que define su personalidad. También me gusta mucho encontrar oportunidades para mostrar cómo ve el mundo Hrathen. Cada vez que lo sitúo en la muralla de Elantris y le permito inspeccionar la capacidad de defensa de la ciudad, doy una pista sobre cómo fue entrenado y cómo piensa. No creo que Sarene se detenga nunca a considerar lo débilmente fortificada que está la ciudad de Kae, pero Hrathen piensa en ello al menos en tres ocasiones.

Me preocupa un poco que la gente lea este libro y piense que soy antirreligioso. Los que me conocen se darán cuenta de que esto es lo contrario a la verdad: en realidad soy bastante devoto en mis propias creencias. Sin embargo, debido a esta devoción entiendo la religión y el poder que puede tener sobre las personas. Creo que algo tan potencialmente bueno también ofrece un gran potencial para el mal. Y, como firme creyente en la religión (y en la libertad religiosa), se me ocurren pocas cosas tan aterradoras o tan malignas como que una religión se vuelva mala.

No soy anti-religión. De hecho, ni siquiera soy realmente anti Shu-Dereth. Intenté construir una religión en el Shu-Dereth que tenía algunas enseñanzas muy interesantes y válidas. Sin embargo, al igual que algunas religiones muy buenas en nuestro propio mundo, un liderazgo malvado, o incluso equivocado, puede transformar las buenas enseñanzas en una fuerza de destrucción y maldad.

Mi propia religión enseña que el contraste es algo bueno. Gracias al dolor, podemos apreciar la alegría. Porque entendemos el mal (aunque no necesariamente tengamos que participar en él) podemos entender y apreciar el bien. Porque tenemos opciones, tenemos la oportunidad de asumir la responsabilidad de nuestros actos. De este modo, creo que una religión no debería tener reparos en enseñar que tiene la verdad, y me gusta el hecho de que tengamos muchas opciones en cuanto a religiones en nuestro propio mundo. Sin embargo, cuando nos metemos en problemas es cuando empezamos a imponer nuestras opiniones religiosas con la espada o la legislación.

Supongo que esta creencia es la base principal de mi interpretación de Hrathen como antagonista en este libro. Sí, su lógica es buena: probablemente Arelon va a caer. Sin embargo, eso no le da derecho a acelerar ese colapso, ni siquiera a manipularlo para su propio beneficio. No le da derecho a derrocar o suprimir las creencias de los demás. Resistirle mientras intenta destruir el sistema de creencias de todo un pueblo es un bien mucho mayor, en mi opinión, que el de la autoconservación.

(Hombre. Esto último me parece un poco melodramático, ahora que lo recuerdo. Perdonadme un poco de eso en ocasiones, si sois tan amables. Gajes del oficio).

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