Anotaciones de Elantris: Capítulo 5

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Este capítulo incluye dos acontecimientos muy importantes. El primero es el establecimiento de la relación entre Hrathen y Sarene. Hay que admitir que la “mirada dramática” se utiliza demasiado en la ficción. Sin embargo, me pareció apropiado en este caso, ya que más tarde Hrathen se fija en Sarene. Quería establecer que los dos se entendían y necesitaba introducir una trama adicional para Sarene. Hrathen tuvo su bomba de relojería de treinta días en el capítulo tres, y Raoden no sólo tiene su exilio, sino además todos los problemas con las bandas que se establecieron en el capítulo anterior. Hasta ahora, Sarene sólo tenía su sospecha respecto a la muerte de Raoden, lo que realmente no es suficiente para conducir sus pasajes dentro de la novela.

Uno de los elementos argumentales que tenía que establecer en este libro era el hecho de que un solo hombre (en este caso, Hrathen) puede tener un efecto serio y profundo en el futuro de todo un pueblo. De no establecerlo, las partes de Sarene quedarían faltas de dramatismo, ya que el propio Hrathen no parecería una gran amenaza. Tendréis que juzgar por vosotros mismos si lo consigo o no.

La segunda parte importante de este capítulo, obviamente, es la presentación de la familia de Kiin. La personalidad de Sarene la hace menos independiente que Raoden o Hrathen. No es que le falte determinación, ni siquiera terquedad. Sin embargo, sus tramas, planes y personalidad requieren de otras personas: necesita políticos, aliados y enemigos. Ashe le proporciona una forma maravillosa de hablar de sus problemas. Pero sentí que necesitaba a alguien dentro de la corte de Arelon con quien trabajar y planificar. A medida que avanza el libro, os daréis cuenta de que los capítulos de Sarene incluyen muchos más personajes secundarios que los de Hrathen o Raoden. De hecho, apuesto a que tiene más que los otros dos juntos. Esto es una manifestación más de su personalidad comunitaria: sobresale en situaciones en las que puede coordinar grupos, y necesita un montón de gente distinta con quienes interactuar para que su personalidad salga realmente a la luz.

He recibido algunas quejas de los lectores con respecto a la familia de Kiin. Algunos piensan que la familia en su conjunto parece demasiado “moderna”. Es un anacronismo que, hasta cierto punto, admito. Una de las peculiaridades del género fantástico es que generalmente prefiere tratar con gobiernos, tecnologías y sociedades antiguas sin hacer que sus personajes se ajusten a patrones de personalidad más antiguos. En otras palabras, la mayoría de los personajes principales de la fantasía son personas que, si se desempolvan un poco y se les da una breve lección de historia, podrían encajar bastante bien en el mundo moderno.

Voy a ser sincero. Prefiero el género así. No leo fantasía porque quiera una lección de historia, aunque aprender cosas siempre está bien. Leo por los personajes, y quiero que me gusten los personajes que conozco. Me gusta poner a los personajes en situaciones y explorar cómo se enfrentarían a circunstancias extremas. Pero no creo que este tipo de tramas sean tan fuertes o interesantes si los personajes no son innatamente identificables para los lectores modernos.

Mi explicación para ello dentro el mundo es sencilla. El hecho de que nuestro mundo haya colocado un determinado tipo de desarrollo cultural junto a un cierto nivel de desarrollo tecnológico no significa que siempre tenga que ser así. En muchos de mis mundos, la cultura ha superado a la tecnología. Esto tiene una base racional: escribo mundos que incluyen sistemas mágicos muy distintos (y a menudo muy predominantes). Gracias a las ventajas de estas magias, muchas de mis sociedades no se han visto obligadas a depender tanto de la tecnología. Hay más tiempo de ocio, más tiempo para estudiar y, como resultado, las sociedades están más desarrolladas.

Dicho esto, la familia de Kiin es un poco extrema, incluso para mí. Sin embargo, la verdad es que los escribí como me gustan. Por alguna razón, a mí me funcionan. Destacan un poco, pero me gustaría pensar que es su brillantez y su visión de futuro (más que un error en la narrativa) lo que les hace parecer una familia moderna.

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