Anotaciones de Elantris: Capítulo 4
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Moshe y yo estuvimos de acuerdo en casi todas los añadidos o cambios que se hicieron en Elantris. Sin embargo, hay una pequeña cosa a la que estuvimos dándole vueltas. La palabra Kolo.
Los Kolo de Galladon son, en mi opinión, una parte fundamental de su personalidad. Lo caracterizo mucho a través de sus diálogos: no tiene puntos de vista propios, así que todo lo que trabajo con él
SPOILER (SELECCIONA EL TEXTO CON EL RATÓN PARA LEER)
al menos hasta el final,
tengo que hacerlo a través de los pensamientos de Raoden o de las propias palabras de Galladon. Cuando estaba ideando el personaje de Galladon, me di cuenta de que necesitaría un conjunto de rasgos lingüísticos que reforzaran la naturaleza relajada de su cultura. Así que opté por los sonidos suaves y le di a su dialecto un aire muy «charlatán». De ahí surgió la costumbre de los dula de llamar a todo el mundo «amigo», así como su costumbre de suavizar todo lo que dicen con una etiqueta de pregunta. Desde el punto de vista lingüístico, las preguntas son menos antagónicas que las afirmaciones, y me imaginé que una cultura como la de los dula se dedicaría a evitar confrontarse con nadie.
Varios idiomas de nuestro propio mundo utilizan habitualmente etiquetas parecidas. El coreano, la lengua extranjera con la que estoy más familiarizado, tiene una construcción lingüística como ésta. Un ejemplo más cercano se da entre la gente se burla a menudo de la propensión canadiense a añadir una etiqueta similar a sus propias declaraciones. He oído que el español utiliza a menudo estas etiquetas. En muchos de estos idiomas, un gran porcentaje de los enunciados terminan con una etiqueta interrogativa suavizante.
En fin, basta de lingüística. Probablemente estoy utilizando la postura «literaria» habitual de recurrir a hechos y explicaciones para parecer más culto. En cualquier caso, me gustó mucho que Galladon dijera «Kolo». En el borrador original, las etiquetas se añadían al final de las frases, de forma parecida a cuando se pregunta «¿eh? o «¿entiendes?», «¿Hace calor hoy, Kolo?»
Sin embargo, a Moshe le parecía confuso el uso excesivo de Kolo, sobre todo en conexión con sule. Pensó que la gente podría confundir las dos palabras, ya que se usan de forma similar en las frases. Simplemente, los kolos le distraían y empezó a cortarlos a diestro y siniestro. Yo, por mi parte, luché por mantener todos los que pude. En realidad, la situación se volvió bastante divertida: en cada borrador sucesivo, él intentaba borrar más y más, y yo intentaba mantener la mayor cantidad posible. (Estuve medio tentado de meter un kolo en el borrador de MISTBORN, sólo para divertirle).
En cualquier caso, acabamos trasladando kolo a su propia frase para intentar hacerlo más comprensible. «Hoy hace calor. ¿Kolo?» También acabamos recortando entre un tercio y la mitad de los usos de la palabra, y perder cada uno de ellos me resultó muy doloroso. (Bueno, en realidad no, pero me pagan por ser melodramático). Así que, si os apetece, podçeis volver a añadirlos en vuestra mente mientras leéis las frases de Galladon.
Aparte de esa enorme tangente, no sé si tengo mucho que decir sobre este capítulo. Me pareció que era necesario establecer a Raoden con una serie de objetivos firmes que cumplir, de ahí las tres bandas distintas que tiene que superar. Como las historias de Sarene y Hrathen iban a ser un poco más ambiguas en cuanto a la trama, quería un conflicto para Raoden que pudiera mostrar un progreso distinto y consistente.
SPOILER (SELECCIONA EL TEXTO CON EL RATÓN PARA LEER)
Desde el principio supe que quería que creara una nueva sociedad para Elantris, y las bandas representaban una forma de acercarse a este objetivo de forma gradual.
El gancho del final de este capítulo, por cierto, es uno de mis favoritos. El sistema de tríada de capítulos me dio algunas oportunidades increíbles para los cliffhangers, como veremos más adelante.