Hay cierta división entre los lectores en cuanto a su personaje favorito. Unos eligen a Raoden, pero creo que la mayoría se decanta por Hrathen. A fin de cuentas, creo que es probablemente el mejor villano que he escrito. Su personalidad sale a relucir bastante bien en este primer capítulo, y creo que podría tener la introducción más fuerte (al menos en cuanto a personalidad) de los tres.

El capítulo tres marca el final de la primera “tríada de capítulos”.

Las tríadas de capítulos son un elemento estructural importante de esta novela. Los puntos de vista rotan Raoden – Sarene – Hrathen, en orden, un capítulo cada uno. Cada uno de los tres capítulos de la tríada cubre más o menos el mismo marco temporal, por lo que pueden solaparse, y podemos ver la misma escena a veces desde dos puntos de vista distintos. (Por ejemplo el punto del capítulo dos en el que Sarene ve a Raoden siendo conducido a Elantris, mientras viste las túnicas de sacrificio).

Siempre seguimos este formato, yendo de Raoden, a Sarene, a Hrathen.

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Hasta que el sistema se rompe al final del libro, pero ya lo veremos.

Además, habréis notado que los aones al comienzo de los capítulos son los mismos durante tres capítulos antes de cambiar. Por lo tanto, cada tríada tiene un aon diferente que la señala. (He tenido que luchar un poco para que esto se aprobara en Tor. La decisión final fue suya, pero una vez que se dieron cuenta de lo que intentaba hacer, les gustó la idea y la aprobaron). La ubicación de los aones es un poco oscura, lo admito, pero puede ser divertido que la gente se dé cuenta. (También se vuelven cada vez más complejos, construidos a partir de más y más trazos del aon Aon, a medida que avanzan las tríadas. Hay algunos aones especiales que marcan los inicios de las secciones).

Más adelante hablaré más de las tríadas de capítulos. Podéis leer más sobre mi teoría sobre el formato en el epílogo crítico de Elantris (que debería publicarse en la sección de extras de Elantris).

En fin, volviendo a Hrathen. Mi esperanza al crearlo era presentar un antagonista para la historia que fuera creíble, comprensible y simpático. Es un buen hombre, a su manera, y ciertamente es dedicado. No quiere destruir el mundo, sino salvarlo. No tiene la culpa de servir a una fuerza imperial malvada.

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En cualquier caso, Hrathen tiene sin duda la progresión de personajes más interesante de la historia. Raoden y Sarene, a pesar de tener muchos atributos interesantes, son dos de los personajes más estáticos que he diseñado. Este libro no trata de su crecimiento como personas, sino de su capacidad para superar sus desesperadas dificultades. Hrathen, en cambio, tiene una oportunidad real de crecer, aprender y cambiar. Tal vez esto es lo que le convierte en el favorito de la gente. Desde luego, le convirtió en el favorito de la crítica.

Sólo se me ocurren dos libros que haya escrito (de dieciséis) que utilicen una “bomba de relojería” literaria tan estricta como la de Elantris. Tres meses para convertir el reino o el Wyrn lo destruirá. Es una motivación bastante fuerte. A veces, las bombas de relojería pueden parecer artificiosas, y he intentado que ésta sea lo más realista posible.

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Creo que este límite de tres meses tiene mucho más sentido más tarde, cuando descubrimos que Hrathen nunca tuvo la intención de lograr su conversión.